Esto
es lo primero que he pintado. No me pregunten por qué. Por cierto, no, no es una batamanta, es un brazo de
santo, sí. ¿Y por qué no? Qué leches, por algo había que empezar.
Creo que es San Jerónimo pero no me hagan mucho caso. Va vestido con
la túnica roja típica de los obispos. Vestido de gala con guantes
y todo. En la mano izquierda, la que he pintado, el santo
sostiene una especie de casa. En realidad no es una casa, es una iglesia. Podría
haberle hecho un campanario o algo que la identifique como iglesia,
pero da igual, lo que importa es la idea, el concepto. Claro, todo
esto es simbólico. En la otra mano, que no se ve, sostiene un
ejemplar de la Bíblia. El santo va acompañado por otro individuo que le
susurran cosas al oído, lo dejo a la imaginación de cada cual. A mí
el cartón de la caja de embalar ya no me daba para más, asi que
aquí se ha quedado la primera pintura.
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