domingo, 4 de noviembre de 2012

El misterio de la batamanta!





Esto es lo primero que he pintado. No me pregunten por qué. Por cierto, no, no es una batamanta, es un brazo de santo, sí. ¿Y por qué no? Qué leches, por algo había que empezar. Creo que es San Jerónimo pero no me hagan mucho caso. Va vestido con la túnica roja típica de los obispos. Vestido de gala con guantes y todo. En la mano izquierda, la que he pintado, el santo sostiene una especie de casa. En realidad no es una casa, es una iglesia. Podría haberle hecho un campanario o algo que la identifique como iglesia, pero da igual, lo que importa es la idea, el concepto. Claro, todo esto es simbólico. En la otra mano, que no se ve, sostiene un ejemplar de la Bíblia. El santo va acompañado por otro individuo que le susurran cosas al oído, lo dejo a la imaginación de cada cual. A mí el cartón de la caja de embalar ya no me daba para más, asi que aquí se ha quedado la primera pintura.
 

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